Reconozco que a veces doy una importancia excesa a cosillas que me
tendrian que hacer reír, reconozco también que es difícil tratarme,
nunca se sabe por donde va a salir mi carácter ni la contestación que
va a salir de mi boca y sé que puedo pasar de estar súper contenta a estar triste por leer una tonteria. Por lo menos sé que me
conozco, y gracias a eso soy capaz de analizarme, de entenderme, de
corregirme y de aceptarme.