Muchas veces decimos o hacemos cosas sin darnos cuenta, sin realmente pensar la profundidad de esas palabras o actos y las consecuencias que ellos conllevan. Esto sucede con mucha frecuencia cuando la ira nos domina o el dolor hace preso a nuestros pensamientos y nuestro corazón. Solo los seres absolutamente fríos y calculadores logran dominar sus palabras y sus acciones en momentos extremos. Nosotros los seres comunes y corrientes, sentimentales y pasionales solemos dejarnos llevar en algunos momentos extremos de nuestras vidas, con el consecuente arrepentimiento y dolor que eso nos causa y con la culpa que esto conlleva si por mala suerte dañamos a otra persona.