Creo que hay momentos en los que sí cambiaría mi vida por la de cualquiera, fuera más interesante o no. Siempre queda muy bien decir, “no cambiaría nada”…pero ¡qué leches! me cambiaría a mi. Algunos días cuando me despierto es como si me hubieran borrado del mapa, no me apetece quedarme en la cama. Pero tampoco salir a la calle, darme cuenta de que estoy rodeada de mucha gente y pocas personas.